No somos nadie

«No somos nadie, la misma creencia nos condena, o nos salva de una historia que nos traspasa».

¡Cuán difícil es, salirte del cuerpo para no revivir lo que quedó grabado! Lo que hay es solo la resignificación de esta historia, no se puede borrar, no se puede cambiar. Se tiene que purificar, y convertirse en testimonio «de tu verdad».

A veces una decisión es mejor y más efectiva que cualquier terapia, es más, la terapia es el proceso de dar vueltas alrededor de la decisión hasta que tienes el valor de tomarla.

Jean-Paul Sartre decía….

  • «El hombre está condenado a ser libre»: No nacemos con un propósito, sino que nuestra libertad nos obliga a crear nuestro propio significado, enfrentando la nada.
  • «No somos más que nuestras propias decisiones»: Nuestra identidad se construye a partir de lo que elegimos ser y hacer. 

Es importante decir que todavía caemos en las mentiras y engaños del mundo, sobre todo, las que nos atan profundamente a la esclavitud de ser aceptados y consolados. Siempre admiré la simplicidad y la comodidad de ser uno mismo sin miedo al juicio ajeno en cualquier circunstancia.

Pero entiendo lo duro que es ir en contra de todo lo que promete una mirada de aceptación, una caricia o un beso. Pero habrá un momento de la vida donde caiga el último velo y nada de eso tendrás que ganártelo a través de la máscara o el engaño. Es un ejercicio de suprema dignidad y de una espiritualidad superior, que exige de una verdad radical donde la mentira ya no se puede sostener más, y esto, en última instancia, te libera.

«No hay hermosas superficies sin terribles profundidades». Nietzsche

Nuestros «pecados», en realidad, son los actos que producen la falta de respeto a nosotros mismos, es la auto-traición que nos afligimos a diario. No dejar que eso ocurra bajo ningún concepto. Por tal cosa, no somos lo que nos hicieron, ni somos lo que hicimos. Aceptarlo, repararlo y transformarlo es la clave. La alquimia es la madre del misticismo y del existencialismo, así como la madre de la física, donde la energía no se crea ni se destruye, se transforma.

En la vida no hay fijos, no hay tales márgenes o límites, solo hay vacío. Por tanto, no identificarse con nada ni nadie hasta el punto de perder el centro.

Como diría Jesús de Nazaret; el pasado se reconoce, se perdona y se transforma en una nueva vida. «Vete y no peques más» y como último acto de cambio y renovación «vuelve y resucita».